CIUDAD DE PANAMÁ (AP) — El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, dijo el jueves que los migrantes que ingresan a Panamá a través del peligroso Tapón del Darién solo serán enviados de regreso a sus países si aceptan hacerlo, lo que potencialmente disminuiría el impacto de la aplicación más estricta de las leyes migratorias que Mulino había impulsado.
Mulino, quien asumió el cargo el 1 de julio, prometió detener el creciente flujo de migrantes que ingresan a su país desde Colombia y llegó a un acuerdo para que el gobierno de Estados Unidos pague los vuelos de repatriación.
Pero el jueves dejó claro de quién es realmente el problema y minimizó el papel de Panamá.
“Este es un problema de Estados Unidos que estamos manejando. La gente no quiere vivir aquí en Panamá, quieren irse a Estados Unidos”, dijo en su primera conferencia de prensa semanal. Si los migrantes no quieren regresar a sus países, “entonces se irán (a Estados Unidos). No los puedo arrestar, no los podemos repatriar a la fuerza”.
Más de 500.000 migrantes cruzaron el Tapón del Darién en un año récord en 2023. En lo que va de año, han cruzado más de 212.000 migrantes. El Servicio Nacional de Fronteras informó esta semana que 11.363 migrantes habían cruzado la frontera desde que Mulino asumió el cargo, unos 9.000 menos que en el mismo período del año pasado.
La policía fronteriza de Panamá ha erigido alrededor de tres millas de alambre de púas para bloquear algunos caminos y canalizar a los migrantes a un único punto de recepción.
Mulino explicó este jueves que los procesos de repatriación se rigen por acuerdos internacionales, pero no entró en detalles sobre por qué Panamá no puede deportar a los migrantes que ingresaron al país de manera ilegal.
El presidente pidió a los migrantes que sobreviven al peligroso cruce del Darién —un viaje acortado considerablemente por quienes se benefician de la creciente migración, pero que aún incluye ríos caudalosos, serpientes venenosas, bandidos y agresiones sexuales— que consideren si quieren continuar o regresar a casa.
Mulino también dijo que tenía la esperanza de que las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio pudieran conducir a una disminución en el número de migrantes venezolanos, que representan más de la mitad de los que cruzan el Darién.
“Prácticamente toda Venezuela pasa por allí todos los días”, dijo Mulino. “Si las elecciones en ese país se llevan a cabo de manera adecuada, respetando la voluntad popular, gane quien gane, estoy seguro de que esa cifra bajará”.
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