MOSCÚ (AP) — El periodista estadounidense Evan Gershkovich, encarcelado durante más de un año en Rusia por cargos de espionaje, será juzgado en la ciudad de Ekaterimburgo, en los Montes Urales, dijeron las autoridades el jueves.
Se finalizó la acusación contra el reportero del Wall Street Journal y su caso fue presentado ante el Tribunal Regional de Sverdlovsky en la ciudad a unos 1.400 kilómetros (870 millas) al este de Moscú, según la oficina del Fiscal General de Rusia.
Gershkovich está acusado de “recopilar información secreta” por orden de la CIA sobre Uralvagonzavod, una instalación en la región de Sverdlovsk que produce y repara equipos militares, afirmó en un comunicado la Fiscalía General, revelando por primera vez los detalles de las acusaciones contra a él.
Los funcionarios no proporcionaron ninguna evidencia para respaldar las acusaciones. No se informó cuándo comenzaría el juicio.
La administración Biden ha tratado de negociar su liberación, pero el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia dijo que consideraría un intercambio de prisioneros sólo después de un veredicto en su juicio.
Gershkovich fue detenido durante un viaje de reportaje a Ekaterimburgo en marzo de 2023 y acusado de espiar para Estados Unidos. El periodista, su empleador y el gobierno de Estados Unidos negaron las acusaciones y Washington lo calificó de detenido injustamente.
El Servicio Federal de Seguridad (FSB) alegó en ese momento que actuaba siguiendo órdenes estadounidenses de recopilar secretos de estado, pero tampoco proporcionó pruebas.
Uralvagonzavod, una fábrica estatal de tanques y vagones de ferrocarril en la ciudad de Nizhny Tagil, a unos 100 kilómetros (60 millas) al norte de Ekaterimburgo, se hizo conocida en 2011-2012 como una base de apoyo al presidente Vladimir Putin.
El capataz de la planta, Igor Kholmanskih, apareció en el programa telefónico anual de Putin en diciembre de 2011 y denunció las protestas masivas que ocurrían en Moscú en ese momento como una amenaza a la “estabilidad”, proponiendo que él y sus colegas viajaran a la capital para ayudar a reprimir los disturbios. Una semana después, Putin nombró a Kholmanskikh su enviado en la región.
Putin ha dicho que creía que se podría llegar a un acuerdo para liberar a Gershkovich, insinuando que estaría dispuesto a cambiarlo por un ciudadano ruso encarcelado en Alemania, que parecía ser Vadim Krasikov. Estaba cumpliendo cadena perpetua por el asesinato en 2019 en Berlín de un ciudadano georgiano de ascendencia chechena.
Cuando The Associated Press le preguntó la semana pasada sobre Gershkovich, Putin dijo que Estados Unidos está «tomando medidas enérgicas» para asegurar su liberación. Dijo a las agencias de noticias internacionales en San Petersburgo que tales liberaciones «no se deciden a través de los medios de comunicación» sino mediante un «enfoque discreto, tranquilo y profesional».
«Y ciertamente deberían decidirse sólo sobre la base de la reciprocidad», añadió en alusión a un posible intercambio de prisioneros.
Gershkovich enfrenta hasta 20 años de prisión si es declarado culpable.
Fue el primer periodista estadounidense detenido por cargos de espionaje desde Nicholas Daniloff en 1986, en el apogeo de la Guerra Fría. El arresto de Gershkovich conmocionó a los periodistas extranjeros en Rusia, a pesar de que el país había promulgado leyes cada vez más represivas sobre la libertad de expresión después de enviar tropas a Ucrania.
Gershkovich, hijo de emigrantes soviéticos que se establecieron en Nueva Jersey, hablaba ruso con fluidez y se mudó al país en 2017 para trabajar para el periódico The Moscow Times antes de ser contratado por el Journal en 2022.
Desde su arresto, Gershkovich ha estado recluido en la prisión Lefortovo de Moscú, una famosa prisión de la era zarista utilizada durante las purgas de Josef Stalin, cuando se llevaban a cabo ejecuciones en su sótano.
La embajadora estadounidense Lynne Tracy, que visitaba regularmente a Gershkovich en prisión y asistía a sus audiencias judiciales, calificó los cargos en su contra de “ficción” y dijo que Rusia está “utilizando a ciudadanos estadounidenses como peones para lograr fines políticos”.
Desde que enviaron tropas a Ucrania, las autoridades rusas han detenido a varios ciudadanos estadounidenses y otros occidentales, lo que aparentemente refuerza esa idea.