PUERTO PRÍNCIPE, Haití (AP) — El recién elegido primer ministro de Haití, Garry Conille, y el jefe de la policía del país visitaron el martes el hospital más grande del país, después de que las autoridades dijeron que tomaron el control de la institución médica durante el fin de semana de manos de pandillas armadas.
El jefe de la policía haitiana, Normil Rameau, dijo el lunes en una conferencia de prensa que la policía tomó el control del Hospital de la Universidad Estatal de Haití, conocido como el Hospital General en Puerto Príncipe, el domingo por la noche después de meses de crecientes ataques de grupos armados.
Los haitianos “se despertarán una mañana y encontrarán que la operación ha sido realizada, que los bandidos han sido detenidos y neutralizados”, dijo Normil en la reunión informativa, pero no respondió a preguntas de los medios. Estuvo acompañado por el oficial keniano Godfrey Otunge, quien dijo que el contingente de policía keniano respaldado por la ONU tiene la intención de trabajar en estrecha colaboración con las autoridades haitianas, así como con socios locales e internacionales dedicados a reconstruir Haití.
El hospital de color verde y blanco quedó devastado por las pandillas, con camas despojadas de sus catres y ventiladores de techo en el piso. El interior del edificio quedó con escombros y artefactos de iluminación entre los cubículos del hospital.
Las paredes del hospital y los edificios aledaños estaban acribillados a balazos, lo que indicaba que había enfrentamientos entre la policía y las bandas del barrio. El hospital está justo enfrente del palacio nacional, que fue escenario de varios enfrentamientos en los últimos cinco meses.
Conille dijo que el edificio parecía “una zona de guerra”.
El concejal Louis Gérald Gilles también estuvo presente en la visita del martes y anunció que el hospital debería estar en pleno servicio en febrero de 2026. Conille dijo que el hospital atendía a unas 1.500 personas al día antes del estrangulamiento de la pandilla.
“Este hospital no es para los ricos, es para los pobres”, dijo Conille el martes. “Son personas que necesitan ayuda urgente y no pueden acudir a un médico privado”.
Los ataques de grupos criminales han llevado al sistema de salud de Haití al borde del colapso y la creciente violencia ha provocado un aumento de pacientes con enfermedades graves y una escasez de recursos para tratarlos.
Las bandas han estado saqueando, incendiando y destruyendo instituciones médicas y farmacias en la capital, donde controlan hasta el 80% del área.
El sistema de salud de Haití, que ya estaba en dificultades antes de la violencia, enfrenta desafíos adicionales por la temporada de lluvias, que probablemente empeorará las condiciones y aumentará el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.
Las malas condiciones de higiene en los campamentos y asentamientos improvisados han aumentado el riesgo de enfermedades como el cólera, con más de 84.000 casos sospechosos en el país, según un informe de UNICEF.
Además del hospital, hombres armados tomaron comisarías de policía, atacaron el principal aeropuerto internacional (que estuvo cerrado durante casi tres meses) y asaltaron las dos mayores prisiones de Haití.
En abril, un hospital de Médicos Sin Fronteras en Haití dijo a The Associated Press que el personal se había visto obligado a reducir el número de pacientes ambulatorios que trata diariamente de 150 a 50, y que la gente hacía cola fuera del hospital todos los días y corría el riesgo de que miembros de pandillas les dispararan mientras esperaban atención médica.
Según un informe de la agencia de migración de la ONU, la violencia en Haití ha desplazado a casi 580.000 personas desde marzo.
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