LONDRES (AP) — El Partido Laborista ganó las elecciones generales de Gran Bretaña, lo que llevó a un nuevo partido al poder por primera vez en 14 años. Pero el líder laborista Keir Starmer no se convertirá en primer ministro hasta que el rey Carlos III le pida formalmente que forme un nuevo gobierno el viernes en una ceremonia cuidadosamente preparada.
Es un momento que encarna el hecho de que, al menos técnicamente, el derecho a gobernar en el Reino Unido todavía se deriva de la autoridad real, siglos después de que el poder político real fuera transferido a miembros elegidos del Parlamento.
El proceso es rápido, aunque un tanto brutal para el primer ministro saliente, Rishi Sunak. Así se desarrollarán los actos ceremoniales.
La historia se encuentra con el mundo moderno
Si bien Gran Bretaña es una monarquía constitucional en la que el poder del rey está estrictamente limitado por la ley y la tradición, gran parte de lo que sucede aquí tiene ecos del pasado. En este caso, el proceso se remonta a una época en la que el rey ejercía el poder supremo y elegía a su ministro preeminente —el primer ministro— para dirigir su gobierno.
Hoy en día, el primer ministro es el líder del partido que tiene mayoría en la Cámara de los Comunes, pero técnicamente el monarca todavía debe ofrecerle el puesto, dijo Anna Whitelock, profesora de historia de la monarquía en la City University de Londres.
“Refleja nuestro pasado histórico y el hecho de que tenemos una monarquía constitucional, una democracia parlamentaria, y por lo tanto el primer ministro y el monarca trabajan en estrecha colaboración”, afirmó. “Ambos tienen un papel clave en la Constitución, y lo vemos plasmado el día en que un primer ministro asume formalmente su cargo”.
¿Qué pasa en palacio?
En primer lugar, Sunak acudirá al palacio de Buckingham para presentar su dimisión al rey. A continuación, Starmer llegará para su primera audiencia con Carlos.
“Hay un pequeño lapso entre la salida del primer ministro y el nombramiento oficial del nuevo, en el que técnicamente el poder reside durante esos pocos minutos en el monarca”, dijo Whitelock. “Así que hay un breve momento en el que efectivamente hay una especie de vacío en términos de democracia parlamentaria… Pero, por supuesto, inmediatamente después llega el momento en el que se nombra al nuevo primer ministro”.
Esto ocurre cuando el futuro primer ministro entra en el palacio para una ceremonia conocida como el “beso de manos”, aunque en realidad no se produce ningún beso. Después de que el rey le pide a Starmer que forme un gobierno, se inclinará y estrechará la mano de Carlos. Se tomará una foto para registrar el momento en que se transfiere el poder.
Aunque no hay registro de lo que se dice entre el monarca y el primer ministro, habrá una actividad dramática fuera de las puertas del palacio. Helicópteros de noticias seguirán los autos de Starmer y Sunak hasta el palacio y de regreso. Los comentaristas suelen registrar sin aliento su progreso y especular sobre lo que se dice a puertas cerradas.
Tradicionalmente, el nuevo primer ministro abandona el palacio en un coche oficial y regresa a Downing Street para hacer una declaración, recibiendo el aplauso del personal cuando entra por la famosa puerta negra del número 10 y comienza su labor de gobierno.
¿Qué pasa con Sunak?
En Gran Bretaña, el veredicto de los votantes se emite rápidamente.
Tras sufrir una brutal derrota en las urnas, Sunak se verá obligado a abandonar la residencia oficial del primer ministro antes de que Starmer llegue unas horas más tarde.
El futuro ex primer ministro será trasladado al palacio en un coche ministerial conducido por un chófer, pero tras presentar su dimisión se marchará en un vehículo privado y regresará a su residencia privada.
La transición es tan rápida que el camión de mudanzas del líder saliente generalmente se encuentra cerca de la puerta trasera de Downing Street mientras el nuevo líder sale al frente para saludar.
¿Por qué es importante la ceremonia?
Toda la coreografía real demuestra, como mínimo, que la monarquía sigue siendo un símbolo de estabilidad y continuidad en un momento en que las profundas divisiones en la sociedad están impulsando un intenso debate político. El rey, que se sitúa por encima de la contienda política, dirige el espectáculo (aunque sea de manera ceremonial) y seguirá haciéndolo incluso después de que este primer ministro se haya ido.
“Todo el mundo dirá: ‘Bueno, todo esto es una cuestión ceremonial’, pero es una parte realmente importante del hecho de que los gobiernos pueden cambiar en el Reino Unido y no hacemos disturbios”, dijo George Gross, un experto real en el King’s College de Londres. “Tal vez no era necesario decirlo antes, pero en el contexto del mundo político y la geopolítica actuales, creo que es realmente saludable”.
En sus 70 años de reinado, la reina Isabel II tuvo 15 primeros ministros. Carlos, que lleva menos de dos años en el trono, está ahora saludando a su segundo.
“Esta es la cumbre del poder”, dijo Gross. “En última instancia, la monarquía es la continuidad y los primeros ministros van y vienen”.
¿Qué pasa después?
El rey se reúne semanalmente con el primer ministro para tratar asuntos gubernamentales. Si bien el monarca es políticamente neutral, tiene derecho a “aconsejar y advertir” al primer ministro si lo considera necesario. Estas reuniones son privadas y los asuntos tratados son confidenciales.
El rey regresará al escenario público a finales de este mes para su próximo gran evento real: la inauguración oficial del Parlamento.
Tradicionalmente, el monarca llega en un carruaje tirado por caballos, se sienta en el Trono del Soberano en la Cámara de los Lores y usa la Corona Imperial del Estado.
Luego, durante una reunión conjunta de la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes, pronunciará un discurso escrito para él por el gobierno entrante para exponer su programa legislativo.
Es un momento de pompa, es cierto, pero ejemplifica el papel de la monarquía en la Gran Bretaña moderna.
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La investigadora de Associated Press Rhonda Shafner en Nueva York contribuyó a este informe.
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