Es posible que el Salón Aeronáutico de Zhuhai 2024 haya concluido, pero siguen surgiendo nuevas revelaciones. En una zona menos destacada de la exposición, se vieron paneles informativos sobre los misiles CJ-10 y CJ-100, que arrojaron luz por primera vez sobre las capacidades reales de estas armas hasta ahora enigmáticas.
El CJ-10 es un activo muy conocido y se ha exhibido públicamente varias veces. A menudo comparado con el Tomahawk estadounidense, se trata de un misil de crucero subsónico con una velocidad de aproximadamente 0,8 Mach y un alcance máximo de 2.500 kilómetros. Su desempeño se alinea estrechamente con el de su contraparte estadounidense. Sin embargo, esta clase de arma se considera cada vez menos eficaz como opción de ataque primario. Las velocidades subsónicas lo hacen vulnerable a la interceptación, no sólo por sistemas avanzados de defensa aérea sino también por la artillería antiaérea tradicional, una limitación que se ha observado en conflictos como la Guerra Civil Siria y la actual guerra entre Rusia y Ucrania.
El CJ-100, por el contrario, presenta un avance significativo. Desde su debut durante el desfile militar del Día Nacional de 2019, la información pública sobre este misil ha sido limitada, lo que ha generado especulaciones generalizadas sobre sus capacidades potenciales. Nuevos detalles confirman ahora que las proyecciones anteriores, como una autonomía de 2.500 kilómetros y velocidades de Mach 3-4, subestimaron su rendimiento. Según los datos recientemente revelados, el CJ-100 cuenta con un alcance de 3.000 a 4.000 kilómetros, una velocidad de crucero de Mach 4 y capacidades avanzadas como puntería de precisión, respuesta rápida y un fuerte poder de penetración, lo que lo hace adecuado para atacar objetivos críticos. .
Con un alcance de hasta 4.000 kilómetros, el CJ-100 supera el alcance de muchos misiles balísticos de medio alcance. Su velocidad Mach 4 no tiene paralelo entre los misiles de crucero, que normalmente alcanzan velocidades terminales de alrededor de Mach 3. En particular, el CJ-100 parece capaz de mantener altas velocidades Mach durante todo su vuelo, alcanzando Mach 4 en la fase terminal. Combinado con características avanzadas de sigilo, esto permite que el misil supere la mayoría de los sistemas de defensa aérea modernos, incluso si no iguala la velocidad de los sistemas hipersónicos como el DF-17.
Los misiles de crucero tradicionales como el Tomahawk estadounidense y el Kalibr ruso dependen de velocidades subsónicas, normalmente alrededor de 0,8 Mach, y diseños aerodinámicos de largo alcance para maximizar el alcance. El CJ-100 representa una desviación de este modelo, logrando capacidades tanto de largo alcance como de alta velocidad. Probablemente esto sea posible gracias a la integración de tecnología de propulsión avanzada. Con base en los informes existentes y el diseño del misil antibuque supersónico YJ-12, es razonable concluir que el CJ-100 emplea un motor estatorreactor de modo dual. Esta tecnología permite que el misil alcance velocidades superiores a Mach 3 y al mismo tiempo permite un vuelo sostenido en la estratosfera, donde el aire es menos denso.
El mecanismo de lanzamiento del CJ-100 incorpora un gran cohete propulsor, que impulsa el misil a velocidades supersónicas antes de que se active el motor estatorreactor. En este punto, el misil puede volar a más de Mach 2 en altitudes cercanas al espacio superiores a 20 kilómetros. Durante la fase terminal, el misil desciende rápidamente, manteniendo una velocidad de Mach 4 en altitudes que oscilan entre decenas y cientos de metros. Esta trayectoria única combina elementos de vuelo a gran altitud con misiles balísticos con penetración de misiles de crucero a baja altitud, lo que podría explicar su doble designación como DF-100 y CJ-100.
El desarrollo del CJ-100 junto con sistemas hipersónicos como el DF-17 sugiere un papel complementario. Si bien los misiles hipersónicos destacan por neutralizar objetivos estratégicos de alto valor, el punto fuerte del CJ-100 reside en su precisión. Los informes indican que puede atacar puntos específicos dentro de un área objetivo más grande con una precisión excepcional. Este nivel de precisión, estimado en decímetros o incluso centímetros, probablemente sea el resultado de una combinación de sistemas de guía, incluido el radar activo, la comparación de imágenes y la navegación por satélite.
En escenarios operativos, la versatilidad del CJ-100 le permite atacar una amplia gama de objetivos, desde búnkeres reforzados hasta activos móviles como barcos y vehículos. Los ataques de precisión a aeródromos, por ejemplo, presentan desafíos importantes debido a la naturaleza dispersa de los objetivos. Ejemplos anteriores, como los ataques con misiles contra aeródromos militares, han demostrado que lograr daños significativos a los aviones requiere una precisión excepcional. La capacidad del CJ-100 para transportar ojivas penetradoras y apuntar a hangares individuales podría mejorar drásticamente la eficacia operativa.
Dada su precisión de largo alcance y capacidades avanzadas, el CJ-100 es operado por la Rocket Force de China, lo que refleja su papel en misiones complejas y de alto valor.
Una posible estrategia de despliegue podría implicar ataques coordinados: en primer lugar, las armas hipersónicas como el DF-17 podrían neutralizar los sistemas de defensa aérea del enemigo y las instalaciones de radar clave, haciendo que las defensas del adversario sean ineficaces. A esto le seguiría el CJ-100, que aprovecha su alta penetración y precisión para apuntar a activos críticos como centros de comando, vehículos de liderazgo móviles y búnkeres reforzados. Finalmente, plataformas rentables como el CJ-10 podrían lanzar ataques de saturación contra la infraestructura, incluidas carreteras, puentes e instalaciones eléctricas, paralizando las capacidades logísticas y operativas del adversario. Este enfoque estratificado podría asestar un golpe decisivo en un escenario de conflicto.