Las tripulaciones ucranianas que mantienen los tanques de batalla principales M1 Abrams suministrados por Estados Unidos desde septiembre se han quejado de numerosos problemas con los vehículos, según un informe de CNN el 29 de mayo. En particular, afirmaron que los vehículos tenían una serie de problemas técnicos, incluida la vulnerabilidad de los componentes electrónicos a la condensación. Dado que los vehículos sufrieron grandes pérdidas en enfrentamientos con las fuerzas rusas a partir de febrero, incluidos drones, misiles antitanque y cañones de tanques T-72, el personal lamentó que el Abrams también careciera de blindaje suficiente para los campos de batalla modernos. Un militar afirmó que esto era particularmente grave ya que los tanques eran el “objetivo número uno” cuando aparecían en el frente. Más importante que su valor militar, el efecto sobre la moral ucraniana de la pérdida de los tan esperados vehículos, que habían sido retratados en los medios locales y occidentales como un factor de cambio, hizo que la destrucción de los tanques Abrams fuera una valiosa oportunidad para las fuerzas rusas, y las primeras pérdidas ocurrieron a las pocas horas de su aparición en el frente.
El personal ucraniano también destacó que las enormes ventajas de Rusia en poder aéreo y artillería significaban que los avances de los tanques Abrams no podían realizarse en áreas «despejadas», lo que aumentaba su vulnerabilidad. El ejército ucraniano retiró sus tanques Abrams de sus posiciones de primera línea en la última semana de abril después de sufrir grandes pérdidas. El vicepresidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el almirante Christopher Grady, declaró en ese momento que los tanques «han sido trasladados del frente y Estados Unidos trabajará con los ucranianos para restablecer las tácticas». Por lo demás, indicó firmemente que su despliegue no había sido efectivo. Si bien los tanques ya estaban considerablemente mejor blindados en Ucrania antes de su primer despliegue, después de su retirada se realizaron importantes mejoras en la protección del blindaje, incluida la adición de una jaula antidrones. También se ha añadido a los vehículos blindaje reactivo explosivo adicional. Sin embargo, como se cree que sólo unos 20 tanques Abrams siguen operativos, la utilidad de esta fuerza se ha puesto cada vez más en duda.